jueves, 3 de julio de 2014

La Economía Circular

Por: José C. Urbina Yarupetan 



Entramos a una nueva era, en la que la regla “de las tres erres” (reducir, reusar y reciclar) se ha convertido en una norma empresarial, impulsada por la necesidad de las compañías de aprovechar al máximo los recursos en estos tiempos.


La economía circular pretende imitar a la naturaleza. En la naturaleza no hay basura y todo es alimento. Las plantas utilizan los nutrientes del suelo, estas sirven de alimentos a los animales (muchos de los cuales se alimentan de otros animales), cuyas deposiciones y cadáveres son utilizados por otros microorganismos para alimentarse, y los desechos se convierten en nutrientes del suelo para las plantas.
Algo similar sucede con el carbono, que es oxidado por los animales para obtener energía, mientras que las plantas utilizan este dióxido de carbono como materia prima para crecer. Todo ese círculo se alimenta de una única fuente de energía, el sol.
En cambio, la cadena de producción de bienes no sigue este esquema. Se extraen los recursos de la tierra, se procesan, se convierten en bienes manufacturados, se utilizan y después se tiran. Nuestra economía de manufacturas es lineal en vez de circular, lo que la vuelve insostenible a largo plazo, pues en algún momento se acabarán los recursos o nos ahogaremos en nuestra propia basura.
La Historia
La idea de la economía circular surge del artículo académico de Kenneth Edward Boulding de 1966 “The Economics of the Coming Spaceship Earth” (La Economía con la Llegada de la Nave Espacial Tierra). En este artículo se compara la situación de un cowboy en una película del Lejano Oeste (en la que los terrenos vírgenes son tan grandes que no pueden ser abarcados con la vista), con la de un astronauta en una nave espacial, constreñido a poco espacio y recursos.
El cowboy puede utilizar todos los recursos que desee (parecen inagotables), pero el astronauta no puede hacerlo. El astronauta está obligado a reciclar todo lo posible aquellos elementos que lo rodean; necesita reducir, reutilizar y reciclar todo. Si no, los recursos se le acabarán y no podrá vivir. Algo similar sucede con el planeta tierra: aunque ingresa la energía del sol, el resto de los recursos son limitados y tenemos que reutilizarlos una y otra vez.
La Comisión Europea encargó en 1976 el informe The Potential for Substituting Manpower for Energy, publicado en 1982 como el libro Jobs for Tomorrow: The Potential for Substituting Manpower for Energy (Trabajo para Mañana: El Potencial para la Sustitución de la Mano de Obra para la Energía). En estos textos se analizan las oportunidades de empleo y negocio que puede haber en la reducción de los residuos y la recuperación de los mismos. También se insiste en la venta de servicios en lugar de productos. La idea de la economía circular ha sido recuperada e impulsada por la fundación Ellen McArthur, creada por la navegante del mismo nombre, quien batió el récord de velocidad en circunvalar el mundo en solitario.
Impacto en la economía y los negocios
La economía circular no busca alterar el funcionamiento de una única empresa, sino el de todas. Alterando todo el sistema, los desperdicios de una empresa se convertirían en la materia prima de otra.
Volvamos al funcionamiento de la naturaleza. En la naturaleza no existe un organismo vivo que genere sus propios alimentos, sino que unos dependen de otros y están interrelacionados, de modo que conforman un círculo.
Para algunas empresas esto puede significar que sus productos estén diseñados a reintegrarse con la naturaleza; por ejemplo, envases biodegradables para las semillas de las flores del jardín, o utilizar los productos viejos como materia prima para hacer productos nuevos. Otro ejemplo: usando los libros viejos de los escolares como fuentes de papel para los libros del próximo año.
Alternativas reales
En realidad, muchas prácticas de la economía circular no son nuevas. Por ejemplo, reutilizar los envases de las botellas de las bebidas gaseosas para que, después de limpiarse, sean rellenados y vueltos a poner en el mercado, resulta ya una práctica antigua. Pero esto mismo puede ser realizado con otro tipo de productos.
Por ejemplo, un operador de telecomunicaciones británico ofreció hace unos años a los clientes propietarios de un modelo concreto cambiarlo por uno más reciente, algo normal; pero utilizando la caja del nuevo como embalaje del viejo a ser reciclado, y conservando el cliente el cargador del viejo completamente compatible con el nuevo.
También pueden estar en este grupo los casos de éxito que la fundación Ellen McArthur difunde. Por ejemplo, la empresa GameStop recicla gadgets y los vende a un mejor precio; Aquafil recupera el nylon de productos y lo deja listo para ser reutilizado. Además entraría en la economía circular el proyecto Phoneblocks, que pretende animar a los fabricantes a lanzar un teléfono en el que sólo se reemplazan módulos específicos del mismo.
Nuevos paradigmas
Por último, este tipo de economía podría motivar que cambien nuestros paradigmas. Tal vez no seríamos propietarios de muchos productos, sino que pagaríamos un alquiler y la empresa nos los renovaría periódicamente, usando los viejos como material para crear los nuevos.
Sería una manera de cambiar la forma en que trabajamos en las empresas y cómo nos relacionamos como usuarios con los objetos de consumo.